El Real Madrid clamaba a gritos un extremo derecho, una copia de Robben por el otro costado, pero ha preferido traer a 'uno más' para el centro del campo. Sin criterio, y de urgencia, los de Chamartin se refuerzan con Lass, que no Diarrá. Un francés de medio pelo, que se marchó del Chelsea y del Arsenal porque no tenía minutos.
Me figuro que si no los tuvo en los 'gunners' y tampoco en Stamford Bridge, no los debería tener en el Bernabéu. Sin embargo, desde hace tiempo, en Chamartín tiene licencia cualquier jugador. Desde un intrascendente Royston Drenthe hasta el tocayo --del que ahora llega-- Mahamadou Diarra.
Y este no es un caso que se salga del tiesto. Lass, como ha preferido ser bautizado, no maravillará al aficionado merengue, pero cumplirá. Lass recuperará balones e intentará que la comparación con Makelele no le lastre de por vida. Lass lo hará bien, pero nunca será el acicate que haga reaccionar a un Madrid pobre, un Madrid que carece de proyecto, de ideas y de fútbol.
La solución se llama Ashley Young, el joven extremo del Aston Villa que enarbola todos los valores del fútbol moderno, o por lo menos los que le gustan a Juande. Un jugador vertical, especialmente rápido y con gol. Además, a sus 23 años, es titular en la selección inglesa a las órdenes de Capello. Un jugador que podría cambiar el rumbo de un Madrid que se ahogará antes de que llegue el mes de mayo...
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