lunes, 5 de mayo de 2008

31 Ligas

Raúl y Guti en La Cibeles
El Real Madrid logró su trigésimo primer título de Liga y lo hizo gracias a triunfos de renombre en grandes plazas, como la victoria en el Camp Nou, con aquel derechazo de Baptista, la goleada al Villarreal en El Madrigal (0-5) o al Valencia, y rompiendo el maleficio en Getafe, donde no había ganado nunca, además de hoy en un feudo siempre hostil como Pamplona (1-2).

El conjunto blanco comenzó la temporada con tres victorias consecutivas y no perdió hasta la octava jornada, frente al Espanyol en Montjuïc (2-1) porque los de Schuster hicieron del Santiago Bernabéu un auténtico fortín durante la primera vuelta, donde no cedieron un sólo punto.
De hecho, los merengues aprovecharon la excelente racha de su anterior técnico en el sprint final de la temporada pasada, Fabio Capello, para aguantar sin perder en su casa durante más de un año. Desde el traspiés ante el Levante --con aquel gol de penalti de Salva-- hasta el tanto inocente de Uche, que enrojeció a toda Concha Espina cuando su equipo celebraba uno que no era, por fuera de juego, de Robben.

Para aquel entonces, los de Schuster hacían aguas. Con la derrota ante el Getafe acumularon cuatro en los últimos cinco partidos, siendo éste uno de los momentos más dramáticos para el conjunto blanco. Las derrotas ante Almería y Betis, en una Andalucía que se convirtió en maldita esta temporada (también perdió ante el Sevilla) pusieron punto y final a la euforia del entrenador alemán, muy crecido en algún tramo de la misma.

UCHE DESPERTO EL MIEDO
El "somos como Federer" de Schuster, animado por las goleadas ante Valencia (0-5), Villarreal (1-5) o Valladolid (7-0), se vino abajo como un castillo de naipes cuando el Barcelona se quedó sólo a dos puntos tras la victoria del Getafe en el Bernabéu y la goleada culé al Levante (5-1) en el Camp Nou, donde se vivió la "reparición" de Eto"o, autor de tres dianas.

Sólo una semana después del asalto del "Geta", la Liga volvió a dar otro vuelco en su rutinario vaivén que ha protagonizado esta temporada, con la visita del Real Madrid a Huelva y la del Barça a la capital para medirse al Atlético con dos puntos de distancia entre blancos y culés.
Una increíble chilena de Ronaldinho, ahora desaparecido del mapa, puso momentáneamente al Barcelona como líder de la Liga, pero el Madrid, con Robinho como jefe de filas, venció en Huelva (2-3) para acabar con su racha negativa en terreno andaluz y dar una nueva prueba de su solidez, o por lo menos, de su efectividad.

Desde entonces, el Bernabéu volvió a ser el fortín de comienzo de campaña a pesar de que el peor Valencia de la historia en Primera División, venciera 2-3 con un gol de Arizmendi en el tiempo de descuento. Porque el Sevilla (3-1), una jornada después, se llevó buena cuenta de ello, al igual que el Athletic, (3-0), y hoy Osasuna, que permitió la Liga número 31 de un equipo que repite historia sin el sufrimiento añadido de la temporada pasada, pero con la sensación de que aún falta algo de esencia, algo de fundamento que haga honor al nombre de Real Madrid.

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