¿Qué pasa con José Antonio Reyes? Se preguntará el aficionado rojiblanco. ¿Qué ronda por la cabeza del de Utrera, que ha sido incapaz de hacer un sólo gol oficial con su 'Atleti' en lo que va de temporada? Esta mañana, casualmente, Jesús García Pitarch, director deportivo de la entidad rojiblanca, decía que "Reyes no es peor que Robben o Joaquín" y tiene --o mejor dicho: tenía-- toda la razón. El sevillano se ha desinflado como un globo que se escapa de las manos de un niño, ha dejado de jugar al fútbol y ahora es incapaz de regatear a alguien con la magia y el descaro que lo hacía por el carril zurdo de la 'Bombonera' del Pizjuán.
Reyes, el jugador español por el que más dinero se ha pagado en la historia del fútbol español, muy parejo a lo que se desembolsó por Torres cuando fichó por el Liverpool este verano (36 millones de euros), no está bien. Parece triste, cansado y salido de tono. Se especuló sobre la posibilidad de que se hubiera efrentado, incluso insultado a Javier Aguirrre, su actual entrenador; además de no atravesar una buena situación en lo personal.
Reyes, santo y seña del sevillismo, extremo zurdo que disputó el Mundial de Alemania, debería replantear su situación y saber que de él depende poder ser todavía (25 años), un grandísimo jugador. El París Saint Germain y el Newcastle United ya se han interesado por sus servicios, pero con la buena fe por delante, el de Utrera no volverá a salir de España porque no se siente a gusto, y porque el quería haber triunfado allí donde no le dejaron, allí donde ganó una Liga gracias a sus dos goles ante el Mallorca.
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