Mucho me tendría que equivocar, pero la Liga tiene dueño desde el pasado domingo. Desde aquella acrobática y preciosa chilena de Ronaldinho en el Vicente Calderón --que suponía la victoria del Barça sobre el Atleti y alcanzar el liderato-- el club culé no ha olido ni de lejos el primer cajón. El Barça se ha olvidado de la Liga, ha pasado por completo de mentalizarse cada domingo para hacerlo cada miércoles y ha dejado en bandeja de plata al Real Madrid una Liga, que merece lo justito.
A pesar de todo esto, y del escaso nivel futbolístico que han brindado el las últimas jornadas los protagonistas de la historia, el final de Liga será grandioso. Tendrá morbo por doquier y dejará imágenes para la historia. Desde hace 21 años no se produce un pasillo del Madrid al Barça o viceversa; o lo mejor de todo, imagínense un alirón blanco en el Bernabéu. Bueno, imagínenselo sólo si tienen simpatía por los de Concha Espina. Mientras tanto en Can Barsa ya lo asumen. Ayer Eto'o, en una de sus escapadas habituales, dijo que si tienen que hacer pasillo lo harán porque el Barça es un club señor. Que vayan pasando los acontecimientos...
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